CARTA A NADIE
Estimado y querido desconocido/a:
Siento el deseo de escribir una carta, quiero comunicarme epistolarmente contigo, sí, digo bien, contigo, querido desconocido/a estoy seguro que, al igual que yo, tendrás un día deseos de plasmar en un blanco papel tus pensamientos, necesitaras expresar tus sentimientos y tus ideas, dejarlos escritos.
Lo mas seguro es que aunque te dirijas un día a un amigo, a un conocido, a una persona querida o amada, posiblemente obtendrás la misma respuesta que yo, ninguna; es muy improbable que alguna de esas personas a las que te dirijas epistolarmente se molestaran en coger una cuartilla, DINA 4 (que es lo que se utiliza) o folio para contestarte, mucho menos lograrás saber el estado de ánimo, personalidad y forma de ser mediante la grafología por el simple motivo de que no conseguirás que la respuesta manuscrita se mediante una pluma, lo mas probable es que en caso de que alguno a los que te hayas dirigido utilizaran en la contestación impersonal bolígrafo.
Lo más normal será que en un momento suene tu teléfono y al levantarlo escucharás la voz de una de esas personas contestándote oralmente y con el cálculo cronometrado de tiempo-pasos dándote las gracias por tu atenta misiva y sin ni siquiera opinar nada sobre ideas, pensamientos y opiniones que habías vertido en el impoluto papel.
¿Qué referencia, importancia y recuerdos pueden quedar en esa contestación telefónica a no se que te hayas la molestia de grabarla? ¿Puedes comparar una grabación telefónica cuyas inflexiones bucales p8uedes confundirlas al no tener la presencia del que van dirigidas y que nunca podrá conocer por tu rostro el estado de ánimo, sinceridad o ganas con que son comentadas y dichas?
Si es a la amada, a una mujer amada, a la que te diriges o al hombre querido, una carta, una carta de amor, donde puedas verter tus sentimientos, tus deseos, recuerdo de besos y caricias, de ardorosas horas, de dolorosa lejanía, de triste ausencia. ¡Jamás podrá se equiparable a una llamada telefónica o a una cinta de casete grabada!
No hay mayor placer que al cabo del tiempo encontrar en un cajón esas cartas de amor recibidas y contestadas, la respuesta a la tuya, saber lo que tú escribiste te lo dice la que recibes del ser amado. En esa hoja puedes ver los labios del ser querido impresos en ella en momentos de alegría o comprobar que la tinta se ha corrido ligeramente por el papel debido haber caído sobre esa letra, encima de esa palabra, una amarga lágrima que aún al cabo del tiempo mantendrá su ácido sabor salado dejando constancia, mientras alguien no desee destruirlas, de esas frases al paso de los tiempos.
Me dirijo a nadie y ese nadie tiene nombre, de momento ignoro cuál es, que lo sabré al tener la fortuna de ser contestada por ti, empleando para ello el papel indicado, bien sea de tela, satinado, Biblia. etc. De suaves tonos, con o sin perfume, escrita por firme o temblorosa mano o por fina y candorosa, utilizando la pluma y el tipo de escritura que me va dar a conocer quien eres, que edad aproximada tienes, cuales son tus pensamientos y sentimientos y en que ideas podemos coincidir, en qué intimidad podemos entrar.
¿Hay algo tan bello que escribir y recibir cartas?
Hablar, hablar y hablar todo el mundo sabe o cree saber. Para escribir hay que aprender a utilizar los signos convertidos en letras y unir estas convenientemente para reflejar la palabra y el no saberlo debe ser tan doloroso que ya el gran Campoamor escribió: “Cuantas cosas le diría si supiese escribir”.
Sé que nadie me contestara, que no podré mantener una comunicación epistolar y no podré dar a conocer a ti, se desconocido, mis ocultos sentimientos, mis sueños truncados, mis ilusi0nes rotas o mis alegrías nacientes, mi esperanza en el futuro ni mi enorme amor por el Mundo entero.
¿Por qué Señor, si el saber y poder escribir es un sueño dorado para muchos, los que tenemos la gran fortuna de poder hacerlo cada día empleamos menos esta comunicación tan bella de cartearse?
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